Os dejo por aquí la carta con la que fui uno de los finalistas del IV Concurso de Cartas de Amor organizado por Alhamilla Radio Mar. Espero que os guste...
;)
Debí decirte
Hola, amor mío.
No sé ni cómo ni dónde estarás, y no sé qué haré con esta
carta cuando haya escrito la última línea. Tal vez nunca llegue a ti, lo más
seguro es que se quede en el cajón de mi mesita hasta que la vejez haga que
olvide que una vez la metí ahí. O tal vez puedas leerla, aunque solo sea eso,
aunque no puedas contestarme jamás.
Todavía hay momentos en los que pienso que quedaron cosas
por decir, qué decir de cosas por hacer, qué hacer para no pensar en el pasado.
Debí decirte un te quiero no una vez al día como lo hice
desde la primera vez que me besaste, no, debí hacerlo al menos tres veces de
sol a sol y otras tres veces de luna a luna…
Debí decirte hasta que me dijeras “calla ya, pesado”, que
eras la mujer más hermosa de este mundo, y quién sabe, si no del universo
entero.
Debí decirte que aquellas letras que a veces encontrabas
por tus cajones, no se habían caído del sobre de sopa… eran para ti, y siempre
decían lo mismo… debí decirte que las juntaras en el orden correcto…
Debí decirte que tu sonrisa era mi gasolina de cada
mañana, la que hacía mover mi corazón para luchar en este mundo, la que movía
mi mente, mi cuerpo y mi alma…
Debí decirte que tú me enseñaste a dar abrazos, que por
ti descubrí lo necesarios que son y que todo el mundo los necesita…
Debí decirte que cada vez que cerraba los ojos, tu imagen
venía a mí, y descubrí que era la forma de tenerte siempre conmigo…
Debí decirte que contigo aprendí a valorar a las personas
por lo que son y no por lo que aparentan ser, contigo aprendí que hay personas
que valen la pena.
Debí decirte que lamento no haber luchado por mis sueños
antes, por miedo a que no te gustaran, cuando la realidad es que gracias a ti
los he realizado…
Debí decirte que si no es por ti no hubiera descubierto
el placer de tomar café en una cafetería, de escribir, de soñar, de vivir…
Debí decirte que tu piel era lo más suave y delicioso que
jamás había probado, y que con solo un roce hacía que mis sentidos despertaran…
Debí decirte que siempre me hiciste feliz, que hasta tus
enfados tenían su punto de “y yo te quiero más, así que estás haciendo el
idiota…”
Debí pedirle a Dios más tiempo, aunque no estuviera
dispuesto a dármelo; pero debí intentarlo al menos…
Debí decirte tantas cosas… y no lo hice… y no pude…
Debí ser fuerte, pero no fui capaz durante tanto tiempo…
Nunca te olvidaré, nunca dejaré de amarte, y mi corazón
confía en que algún día volveremos a estar juntos, como antes, para siempre.
Te quiero, mi cielo.
P.D. Te lloré de menos, lo sé, porque aún después de
tantos años, hay días perdidos en los que se me escapa alguna lágrima sin
motivo aparente…
Fran Cazorla
Preciosa carta como todo lo que escribes.
ResponderEliminar