Estas líneas van para todas las mujeres en general, pero
en particular para todas aquellas a las que jamás les escribieron una carta. No
será la carta más bonita del mundo, ni pasará a la historia de la literatura,
pero será transparente, tanto que se verá lo que es la realidad, aunque aún hoy
en día no todos la ven.
A esas mujeres que nos dieron la vida primero, y después
nos fueron entregando la suya día tras día.
A esas mujeres que luchan cada segundo por hacer de este
mundo un lugar mejor.
A aquellas mujeres que se han ido por culpa de un amor
que no era amor, por esas que nunca tuvieron la ayuda o la oportunidad de ser
verdaderamente felices.
A esas otras mujeres que tuvieron el valor de enfrentarse
a lo peor del ser humano, por decir basta, huir de ese mundo, y ahora disfrutan
de la vida, de su vida.
A las valientes que luchan contra enfermedades que vienen
teñidas de muerte y acaban envolviendo la victoria con los colores de sus
sonrisas. Y a las que lucharon y no vencieron, porque batallaron hasta el
último aliento.
A esas mujeres que son las protagonistas de los mejores libros,
porque en algún lugar hay otra mujer detrás que es de carne y hueso.
A las mujeres que nos dan su corazón, porque cuando lo
entregan, lo hacen con toda el alma. Solo así saben hacerlo.
¿Por qué a todas ellas? Muy sencillo: Porque
se lo merecen, se lo han ganado, y es de justicia que al menos por un día se
les reconozca, porque en todo lo verdaderamente importante de esta vida,
siempre hay una mujer. Por algo será, y que en mi vida nunca falten.
Y termino como no podía ser de otra forma, con un poquito
de literatura, y en esta ocasión tomo prestada una frase de un maestro de
antaño, de uno de esos escritores de Café como fue Enrique Jardiel Poncela:
La mujer y el libro
que han de influir en una vida, llegan a las manos sin buscarlos…
Fran Cazorla, escritor.
Qué bonito Fran!!!
ResponderEliminarMe has emocionado mucho 😭
Muchas gracias...!!!
ResponderEliminar;)
Un abrazo...!!!