Me encanta la fotografía. El que me conoce lo sabe. Y
como a todo el mundo me gusta sacar grandes fotos, de esas que hacen emocionar
el alma… aunque la verdad es que no creo que tenga ninguna de ésas…je,je
Una vez me preguntó un amigo que por qué iba haciendo
fotos a todo el mundo, que parecía que estaba más pendiente de la cámara que de
todo lo demás, y esa pregunta me hizo reflexionar sobre el porqué.
Lo cierto es que esta afición – obsesión por las fotos es
más bien reciente, porque antes la verdad es que no era algo que me llamase la
atención en exceso, pero entonces pasé una temporada en la que perdí a personas
muy queridas… y me di cuenta de que con el tiempo la imagen que tenemos de esas
personas se va difuminando en nuestra mente; no digo que las olvidemos, ni
mucho menos, las queremos si cabe aún más, pero si es verdad que sus rostros se
van escapando de nuestro recuerdo.
Me ocurrió con una
persona a la que quise mucho, y de la que tan sólo conservo dos fotos, y no son
de las mejores que digamos… y eso me da rabia…
Y llegué a la conclusión de que la única forma de que eso no ocurra es
tener cientos y cientos de fotografías a las que poder recurrir cuando siento
que se me está borrando un rostro…
¿Y por qué me ha dado por hablar de estas chorradas hoy? Pues porque hoy
sería el 32º cumpleaños de esa persona tan querida para mí… Felicidades…
Por todo esto que os cuento, no me critiquéis cuando os hago fotos… eso es
señal de que os quiero demasiado como para no querer olvidaros…
Abrazos…!!
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