jueves, 31 de diciembre de 2015

Bye, 2015, bye...



            Otro año que llega a su fin. 2015 se va de mi vida, y he de reconocer que al final el saldo va a ser positivo. La crisis continúa si bien hay que decir que en este año, también duro, he conseguido trabajo en la tercera parte de los meses, y eso ya lo puedo considerar todo un éxito.
            Este año me ha deparado una muy considerable actividad literaria, hasta me atrevería a decir que incluso más que en años precedentes:
            Comencé el 2015 con un artículo en el periódico por el que recibía no pocos elogios y que me consiguió un hueco dentro de la prensa local que no he podido aprovechar tanto como hubiera deseado. El hoy ya desaparecido escritor de café era una nítida declaración de intenciones que me define como escritor, o al menos como escritor en proceso de construcción. Cada vez noto más la importancia que tiene este aspecto de mi personalidad en la forma de afrontar mis retos literarios personales.
            Febrero trajo consigo la última presentación de una obra de mi autoría, bueno, de mi medio autoría, porque la otra mitad correspondió a mi amiga y compañera Paula Chacón. Reitero que fue una experiencia muy divertida crear una historia entre los dos, y verla al fin en la calle fue toda una experiencia; y si añado la ayuda que nos prestó Fernando Martínez, Sin vida ha sido de los mejores proyectos de este año que acaba.
            Marzo comenzó con un evento literario, el de Armilla, el de mi admirada Dama Beltrán, en el que disfruté enormemente y del que aprendí muchas cosas y conocí a personas muy interesantes.
            Abril, como siempre, fue un mes frenético, cargado de actividades y eventos. Me querrás en 11 semanas se renovó por completo, se editó en una nueva editorial que ha nacido en Almería, SoldeSol, de mi amiga Sol Ravassa, que ha conseguido poner a su sello editorial una calidad que envidiarían hasta las más grandes del mundo literario. Y ese renacer de la historia hizo que tuviera su segunda juventud y que continuara con su progresión.
            Charlas en institutos y colegios, firmas en las principales librerías de la capital almeriense, en la Biblioteca Villaespesa, entrevistas en radio y prensa… Abril fue el mes de no tener un respiro.
            Mayo fue el turno de presentar el primer libro de Erea, nuestra primera antología, 12 Caricias, un hermoso proyecto que afrontamos como un reto personal y que acabó en buen puerto, y solo ha sido el comienzo…
            El verano, que solía ser bastante tranquilo, vino lleno de firmas, Gastro-Art, y una nueva presentación de Mqeos, con el nuevo aspecto, y cómo no, otro año más, la firma en la Biblioplaya. Entre todo, la presentación de una joven autora y su libro, el de mi amiga y compañera de Erea, Emma Maldonado.
            Septiembre trajo a mi vida un regalo extra que ha venido muy ligado al mundo de los libros: un nuevo amor. Octubre fue el primer aniversario del nacimiento de Erea, y en  Noviembre vino de nuevo el estrés de no parar: La segunda edición del JAR, que este año ha sido inolvidable, el día de las librerías junto al Team Sol,  la presentación de dos autoras, Sarah Thomas y Paola C. Alvárez, y el nacimiento de un nuevo proyecto: Empotrada por amor, una divertida novela por capítulos que se publica semanalmente en el blog El Rinconcito de Minny.. Diciembre me ha traído un mes de trabajo para terminar bien el año. Se agradece.
            No he podido acabar el año finiquitando los proyectos que tengo en mente, que no son pocos, pero el tiempo ha sido escaso y se ha ido posponiendo todo. Lo pasaré todo a la lista de tareas de 2016, y espero poder llevarlo todo a cabo.
            Mi carácter optimista me hace creer que el próximo año será aún mejor que el anterior, y de seguro que así será; con esfuerzo, trabajo e ilusión, todos los sueños se pueden cumplir, y yo seguiré acercándome a los míos.

            Feliz 2016.

martes, 22 de diciembre de 2015

"NO COMPRENDO"


Denominan al sábado "Jornada de reflexión" cuando debería ser el lunes.
Es el día siguiente a las elecciones cuando los ciudadanos deberían reflexionar sobre lo que han hecho.
Las cifras hablan por sí solas:
Hay en España más de 30 millones de votos posibles, de los cuales casi 23 han ejercido su derecho al voto. ¿Y qué han decidido hacer con su futuro?
Casi 13 millones han considerado que es mejor votar lo mismo de siempre, a esos que vienen dirigiendo nuestras vidas desde el 82.
Después hay unos 28 millones de españoles quejándose en bares, cafés, colas de supermercados y oficinas de empleo, y en salas de espera de urgencias, etc.
A veces pienso que igual que el español es muy listo para unas cosas, para otras es rematadamente tonto (Según la RAE: 1. adj. Dicho de una persona: falta o escasa de entendimiento o de razón)
Permítanme que me incluya en ese grupo porque hay cosas que no termino de comprender acerca de este país y de estas elecciones:
No comprendo cómo se puede votar a esos que en su mayoría son corruptos y nos roban en toda nuestra cara, sin vergüenza ninguna y sin miramientos.
No comprendo cómo alguien que lleva meses y meses sin trabajo puede votar a los causantes de su situación.
No comprendo cómo les votan esos padres que ven cómo sus hijos con carreras están sin trabajo o han tenido que emigrar lejos de casa.
No comprendo a esos trabajadores con contratos abusivos que tienen que "bajarse los pantalones" aceptando sueldos miserables, jornadas interminables y siendo explotados día tras día; y solo porque saben que si protestan hay detrás una lista infinita de personas necesitadas desesperadas por conseguir un mísero empleo, y aún así, les votan.
No comprendo a esos pensionistas que siguen votándoles, a esos abuelos que tienen una pensión de m... y que sostienen a familias enteras, y que no entienden que si les suben la pensión 2 o 3 euros al año, las facturas se las han subido diez veces más.
No comprendo cómo se puede votar a los mismos que echan a perder la sanidad, la educación, el estado de bienestar, mientras ellos se llenan los bolsillos y viven con sueldos desorbitados.
El político de siempre vive muy lejos de la realidad que soportan sus ciudadanos.
Por eso no comprendo cómo por más palos que nos dan, seguimos haciendo lo mismo. Los españoles somos como perros, fieles y dóciles, que nos hagan lo que nos hagan, seguimos lamiendo la mano del amo.
Solo espero y deseo que algún día esos perros tomen conciencia y acaben mordiendo esa mano.
Españoles... somos españoles.

                                         Fran Cazorla